EL CUENTO DE ANA
Ana no arde como un pájaro
ni es la mujer que por buscar
araña las paredes hasta la sangre
Lina de Feria
Ana no arde como un pájaro
se incendia
origina el fuego cuando grita
se consume.
No es la mujer que sangra cuando busca.
Ana sufre de hemorragias cuando encuentra.
Padece de grietas.
De sentir en las venas
aves que emigran hacia los pulmones.
Ana tiene nidos en la caja torácica.
Inquieta se adhiere a los objetos.
No arde.
Pero cae.
Se autocalcina.
Se hace polvo.
Y mientras la miro y le hablo
Ella me mira y me habla.
Repite lo mismo.
Se incendia.
Se hace hemorragia.
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AHORA QUE EL MAR SE HA VUELTO
una mancha de sangre en la almohada.
Olvidar tu nombre
no me parece tan extraño.
Ahora todo es
un arco de luz en la distancia.
Una bala que se expande y se contrae.
Ahora que tu lengua retráctil
es la herida en mis manos rotas.
La nomenclatura de tu cuerpo
me parece extraña y distinta.
Tengo ácido el corazón.
Tu quinto color del espectro solar.
[De tu ausencia y de mis pérdidas, (CECAGJ, 2011)]
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VINO LA ENFERMEDAD como animal embravecido.
Con toda intención de abrir la ventana del cuerpo.
Vino a romperme.
A partirme en dos.
Vino la enfermedad.
Abrió las venas.
Toda palabra como hemorragia.
Vino en forma de traición.
Vino a degollarnos.
Muchas veces lo deseaba.
Me urgía morir
[Del libro Habitar la muerte, inédito]
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